miércoles, 6 de marzo de 2013

4to A y C: 

Dengue


En la hora de informática, con la seño Marcela y Elvira investigamos sobre el dengue y escribimos consejos para prevenirlo.

¿Qué es el dengue?
El dengue es una enfermedad infecciosa aguda de causa viral transmitida por el mosquito Aedes Aegypti.
Se presenta en dos formas: 


La fiebre de dengue es una grave enfermedad de tipo gripal que afecta a los niños mayores y a los adultos, pero rara vez causa la muerte.
La fiebre hemorrágica de dengue (FHD) es otra forma más grave, en la que pueden sobrevenir hemorragias y a veces un estado de shock, que lleva a la muerte. En los niños es sumamente grave.
El periodo de incubación del Dengue es de 4 a 7 días a partir del contacto con el virus, la enfermedad dura hasta 15 días.


¿Cuáles son los síntomas del dengue?
Los síntomas de la fiebre de dengue varían según la edad y el estado general de salud del paciente.
- Aparición brusca de fiebre alta 
- Cefalea frontal 
- Dolor detrás de los ojos 
- Dolor muscular 
- Dolores articulares 
- Erupción cutánea tipo sarampionoso en pecho y miembros inferiores 
- Pérdida del apetito 
- Náuseas 
- Vómitos 

¿Cuál es el tratamiento para el dengue?
No hay medicamento específico para tratar la infección del dengue. Las personas que crean que tienen dengue deben evitar los analgésicos con aspirina y usar aquellos con Acetaminofén (Paracetamol). Deben también descansar, tomar líquidos y consultar un médico.

¿Cómo es el mosquito que transmite el dengue?
Es el Aedes aegypti, un pequeño insecto blanquinegro con rayas en el dorso y las patas. Los mosquitos que transportan el virus del dengue transmiten la enfermedad a la persona que pican.

¿Dónde vive el mosquito del dengue?





Primeras producciones 2013...

UN AÑO DE TRISTEZA Y FELICIDAD 

POR SONRISAS QUE VIENEN Y VAN

Hola, somos Génesis y Alexia.
Les queríamos contar una historia que nos pasó hace mucho tiempo…
Un cierto día estábamos en la escuela, era el último día de clases y la señorita nos dio una triste noticia, REPETIMOS DE GRADO, nos quedamos en 4to.
Cuando empezaron las clases todos se reían de nosotras por haber repetido de grado, no nos miraban, ni nos hablaban y ni siquiera jugaban con nosotras.
La seño nos sentaba en los últimos bancos, y un día llegaron unos bancos nuevos y nosotras pensábamos que también nos iban a dar uno de esos. Pero no fue así, nos dieron los bancos viejos, rotos, rayados y siempre que nos apoyábamos en ellos se movían y hacían ruido.
Un cierto día la seño nos dijo que teníamos una hora para contar algo lindo, nuevo y sorprendente que nos hubiera pasado en el día, y lamentablemente nosotras no teníamos nada nuevo, ni eso que dijo la señorita.
Cuando le dijimos a la seño que nos había pasado nada nuevo ni sorprendente, nos sorprendimos al ver que la maestra y los compañeros se quedaron inmóviles, cuando nos dimos vuelta y miramos hacia nuestros bancos viejos, descubrimos que de toda la basurita que habíamos tirado salía una señora con un vestido blanco.
Nos empezó a hablar y a dictarnos. Nosotras sin tener miedo de cometer errores de ortografía le hicimos caso y escribimos la historia que nos dijo. Terminó de dictarnos y desapareció rápidamente.
Al irse la mujer, la seño volvió a la normalidad al igual que nuestros compañeros.
Al ver eso nosotras rápidamente levantamos la mano y la seño con una sonrisa nos preguntó si habíamos terminado y le dijimos que sí. Leyó nuestra historia y rápidamente pasamos a QUINTO GRADO.
                                                                          FIN

AUTORAS: ALEXIA ASSAIN Y GENESIS MATTARUCCO



EL GENIO DE LA TINTA NEGRA


Ceferino había repetido cuarto grado, un día, enviaron 30 bancos a la escuela, pero los chicos eran 31 y el banco viejo se lo dieron a Ceferino.
Ese banco tenía un tintero donde Ceferino tiraba papelitos y la punta de los lápices. Un día de aburrida que la clase iba nomás, todos los chicos se quedaron congelados. Luis quedó a punto de rascarse un tobillo y la seño poniendo un cuaderno en el escritorio.
Y… en medio de la nada apareció el genio de la tinta negra. Ceferino, que no se había quedado inmóvil, vio al genio que decía: ¡Ceferino, Ceferino!.
- ¿Me hablás a mí? – preguntó Ceferino.
- Hacé tu trabajo - dijo el genio.
- ¿Cómo? – dijo Ceferino.
- Te dije que dejes de holgazanear y te pongas a trabajar - gritó el genio. Y Ceferino se puso a escribir y el genio desapareció.
La seño vio su trabajo y lo felicitó.
Ceferino se fue a su casa muy contento y no volvió a quedarse de grado.

                                                                                                              FIN
  
                                                                          AGUSTIN SICARD




El genio del agujero del banco

Había una vez un nene llamado Tomás, que vivía muy lejos de la escuela. Algunas veces se iba caminando, corriendo y algunas veces a caballo o en bicicleta. Una vez en la escuela compraron 30 bancos y Tomás no tenía banco nuevo porque era el número 31, entonces le tocó un banco viejo. Cuando se ponía nervioso miraba un agujero que tenía el banco, donde en otras épocas se ponían los tinteros. Al agujero lo usaba de tacho de basura y tiraba todos los papeles ahí lo de los sacapunta  del lápiz. Una vez le apareció una nube blanca con un genio adentro y le dijo: No tires los papeles aquí, no hay que ensuciar.
Y Tomás dijo: - Bueno, no tiro más.

 Tomás Pérez - Cuarto grado                    


EL GENIO DE LA ESCUELA

La escuela estaba en el campo, lejos del pueblo donde existía un niño que se sentaba en un banco viejo, viejo. Un día llegaron a la escuela bancos nuevos y limpios. El niño que se llamaba Fermín seguía con el banco viejo porque solo había 30 bancos y el era el alumno último. Fermín un día llegó tarde a la escuela porque perdió el botón del guardapolvo y tardó en encontrarlo. Cuando llegó a la escuela se sentó, pero no escribió. Luego apareció una nube y apareció una persona mágica: era el genio, el genio de la escuela y le dijo en voz alta: – Fermín ¿por qué no escribís?
– Lo siento señor, voy a escribir lo que sea
– Esta bien Fermín – dijo el genio, y el niño escribió un montón y la seño lo felicitó. Desde ese día, se hicieron amigos y vivieron felices para siempre.
                                                                                                              Fin.

Tomás Mateo Medina - Cuarto grado